El paso de palio de la Santísima Virgen es un bello y
armónico conjunto que atesora interesantes piezas de bordados y orfebrería que
a lo largo del tiempo la Hermandad ha ido formando para hacer del
paso de palio, un trono digno y majestuoso para la Excelsa Patrona de
Cantillana.
Posiblemente el primer paso de la Virgen carecería de palio.
El primer palio para una Dolorosa en Sevilla, fue el de la Soledad en 1606.
Poco después, por influencia de esta, nuestra Patrona comenzaría a procesionar
bajo palio sostenido por ocho varales.
En el siglo XVIII la cofradía de la Soledad experimenta un
periodo de auge, y se inicia la construcción de un nuevo palio en terciopelo
negro con ocho varales de plata, un cielo de estrellas y en las cuatro caídas
la primera frase del Stabat Mater con letras de plata: “Stabat Mater Dolorosa Iuxta Crucem Lacrimosa”. Poco después, sobre
el paso se colocaron dos faroles de latón dorado y la tarimilla y peana de
plata de la Virgen.
De similares características a este antiguo paso, era el de
la Soledad de la vecina localidad de Alcalá del Rio, que aún conserva dichas
letras en el paso de subir y bajar para el septenario. También el palio de la
Virgen de los Dolores de la hermandad de Jesús Nazareno de Carmona, considerado el más antiguo de Andalucía,
conserva las letras y apliques de plata.
A finales del siglo XIX, la hermandad emprende la reforma
del paso de la Virgen, ampliando el tamaño del mismo, así como el número de
varales hasta doce. Para sufragar los gastos que ocasionarían este arreglo, la
hermandad vende algunas piezas de plata como la medialuna de la Virgen y la
peana. Los nuevos varales se ejecutan en metal plateado, del mismo material se
construye una crestería para el palio que mantendría las antiguas letras de
plata. Del mismo modo de incorpora en las caídas del palio, unas guirnaldas de
metal plateado que rompería la forma de cajón.
En este tiempo, la candelaria comienza a ser más abundante
colocándose las velas sobre los candelabros en forma de medialuna y
escalerillas que todavía se conservan, así como en otros candeleros. También se
realiza una nueva peana en metal plateada, de elegantes perfiles clásicos.
En las primeras décadas del siglo XX, el estilo de palio
sevillano creado por Juan Manuel Rodríguez Ojeda para la Macarena se pone en
boga y en la búsqueda de ello, la hermandad de la Soledad se plantea la
necesidad de un nuevo palio para la Virgen acorde con la corriente imperante.
Ello coincide con la venta por parte de la Hermandad de los Panaderos de
Sevilla de su palio y su manto, obras de gran calidad realizadas por Rodríguez
Ojeda.
Teniendo en cuenta estas circunstancias, la hermandad
adquiere en 1929 el manto y palio en cuestión que es estrenado el siguiente
Viernes Santo. Antes del estreno, los bordados que estaban realizados sobre
terciopelo burdeos, son pasados a terciopelo negro y en los escudos de las
bambalinas se colocan los emblemas de la Hermandad, estas tareas fueron
realizadas por las Adoratrices de Sevilla.
En el ovalo del centro del palio se colocó el resplandor de
plata con la representación del Espíritu Santo y varias estrellas, procedentes
del palio anterior, esta conjunción de la orfebrería y los bordados le aportó
entonces una gran personalidad al conjunto que sería susceptible de
recuperarse. En la candeleria se eliminaron la medialuna y las escalerillas,
también se incorporó una miniatura en la parte delantera, una Imagen de la
Virgen del Pilar de metal plateado que se ha mantenido hasta el 2005. La
estética del paso se hizo entonces más sevillana, al igual que la de la Virgen
que aquel momento comenzó a vestirse con el clásico tocando de gasa recto tan
característico de Ella.
Muchas partes del antiguo palio de plata sirvieron entonces
para la Virgen del Consuelo, cuya hermandad conserva las guirnaldas y otras
piezas del mismo, se desconoce el paradero de las antiguas letras de plata.
El paso de la Virgen siempre fue portado a hombros por
maniguetas, siendo en 1956 cuando sale por primera vez portado por una
cuadrilla de costaleros, en aquel momento se construye unas parihuelas que
posibilitara la nueva forma de portarlo. Entonces la hermandad adquiere los
antiguos respiraderos de la Virgen de las Angustias de los Gitanos, bellas y
elegantes piezas de metal plateado que se utilizaron hasta el estreno de los
respiraderos actuales.
Empieza con este cambio una reforma progresiva del paso que
continua con la ejecución de unos nuevos varales. El Viernes Santo de 1960 se
estrenó los cuatro varales maestros del nuevo juego que fue realizado por
Jiménez. Progresivamente se fueron completando, también se estrenaría la nueva
peana con el escudo de Cantillana en el frente y se producen otros cambios más
efímeros como la incorporación de velas rizadas o la inclusión detrás del paso
de un acompañamiento musical.
En 1975 la Hermandad plantea la restauración del conjunto de
bordados del palio y el manto. Esta se lleva a cabo en los talleres de
Carrasquilla, entonces se suprimieron las corbatas y la silueta curva de la
parte superior, que es sustituida por una crestería de metal plateado que
varios años después fue suprimida. En el techo se eliminó el cielo de estrellas
por nuevas piezas bordadas y una ovalo pintado. En los años de 2001 y 2002, se
procedió a la reforma de las bambalinas por las hermanas Rama de Brenes, en
esta ocasión se ampliaron las mismas añadiéndose nuevos bordados y alterando el
diseño con las que fueron concebidas. En el 2004 se estrenaron los faldones
bordados por las hermanas Rama.
El paso de palio mantiene las proporciones habituales de un
paso de palio sevillano, los respiraderos son de estilo neobarrocos presentando
en el frente una capilla o hornacina con una Imagen de la Inmaculada
Concepción, mientras que en el resto de los paños muestra doce medallones con
los bustos de los doce apóstoles, fueron ejecutados en metal plateado por
Villarreal. Los faldones en terciopelo negro bordados en oro con motivos
vegetales y geométricos, siguen la línea decimonónica del interior del palio,
en el paño frontal el emblema del corazón atravesado por la espada, fueron
realizados por las hermanas Rama en el 2004, según diseño de José Naranjo
Ferrari.
Los varales fueron ejecutados por José Jiménez en 1960
siendo de estilo neobarroco con capillas en sus basamentos. En ellas se
representan los Santos de los componentes
de la Junta de Gobierno de la Hermandad en aquel entonces, así como el del
párroco, San Juan, la Magdalena y San Sebastián, patrón de Cantillana. La peana
de Nuestra Señora, con el escudo de Cantillana en el frente, fue realizada por
Jiménez en la década de 1960, mientras que la candeleria, candelabros de cola y
las jarras son de Manuel de los Ríos. En la delantera o entrecalles de la
candeleria se situaba una Imagen de metal plateado de la Virgen del Pilar que
se sustituyó en el 2005 por el ángel portador de la vara de mando que como
Alcaldesa Mayor Perpetua ostenta la Virgen, este fue ejecutado en plata de ley
por Villarreal.
El techo de palio está ejecutado en terciopelo negro bordado
en oro por Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 1894, posteriormente Carrasquilla le
añadió la guardilla que rodea la pieza y enriqueció el ovalo central donde se
sitúa una pintura de la Coronación de la Virgen, copia del famoso lienzo de
Velásquez, ejecutado por J. Antonio Ferrera sobre 1975.
Las bambalinas del palio en su interior mantiene el diseño
original de Rodríguez Ojeda, en el exterior junto a los antiguos, hay nuevos
bordados de las hermanas Rama, la frontal y la trasera son idénticas, con los
escudos de Cantillana y de la hermandad en dos cartelas sobre las que se sitúa
la corona real.
Del conjunto destaca el magnífico manto de la Virgen,
realizado por Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 1898, considerado el primer manto
del genial bordador, siendo el precedente directo del manto camaronero de la
Esperanza Macarena. Ya en este manto se puede observar algunas innovaciones que
se repiten luego en el manto macareno como son los lazos o la utilización de
sedas de colores. El manto sufrió algunas modificaciones en 1975, pero en el
2004 tras una gran restauración realizada por las hermanas Rama bajo la
supervisión del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, se le devolvió su aspecto
original, tal como lo concibió Ojeda y que hoy conserva orgullosa la hermandad
y el pueblo de Cantillana como la pieza de bordado más sobresaliente de su
patrimonio, que sirve para cubrir cada Viernes Santo a la venerada Imagen de su
Patrona.