miércoles, 4 de noviembre de 2009

El paso de palio de Nuestra Señora de la Soledad

El paso de palio de la Santísima Virgen es un bello y armónico conjunto que atesora interesantes piezas de bordados y orfebrería que a  lo largo del tiempo  la Hermandad ha ido formando para hacer del paso de palio, un trono digno y majestuoso para la Excelsa Patrona de Cantillana.

Posiblemente el primer paso de la Virgen carecería de palio. El primer palio para una Dolorosa en Sevilla, fue el de la Soledad en 1606. Poco después, por influencia de esta, nuestra Patrona comenzaría a procesionar bajo palio sostenido por ocho varales.

En el siglo XVIII la cofradía de la Soledad experimenta un periodo de auge, y se inicia la construcción de un nuevo palio en terciopelo negro con ocho varales de plata, un cielo de estrellas y en las cuatro caídas la primera frase del Stabat Mater con letras de plata: “Stabat Mater Dolorosa Iuxta Crucem Lacrimosa”. Poco después, sobre el paso se colocaron dos faroles de latón dorado y la tarimilla y peana de plata de la Virgen.

De similares características a este antiguo paso, era el de la Soledad de la vecina localidad de Alcalá del Rio, que aún conserva dichas letras en el paso de subir y bajar para el septenario. También el palio de la Virgen de los Dolores de la hermandad de Jesús Nazareno de Carmona,  considerado el más antiguo de Andalucía, conserva las letras y apliques de plata.

A finales del siglo XIX, la hermandad emprende la reforma del paso de la Virgen, ampliando el tamaño del mismo, así como el número de varales hasta doce. Para sufragar los gastos que ocasionarían este arreglo, la hermandad vende algunas piezas de plata como la medialuna de la Virgen y la peana. Los nuevos varales se ejecutan en metal plateado, del mismo material se construye una crestería para el palio que mantendría las antiguas letras de plata. Del mismo modo de incorpora en las caídas del palio, unas guirnaldas de metal plateado que rompería la forma de cajón.


En este tiempo, la candelaria comienza a ser más abundante colocándose las velas sobre los candelabros en forma de medialuna y escalerillas que todavía se conservan, así como en otros candeleros. También se realiza una nueva peana en metal plateada, de elegantes perfiles clásicos.

En las primeras décadas del siglo XX, el estilo de palio sevillano creado por Juan Manuel Rodríguez Ojeda para la Macarena se pone en boga y en la búsqueda de ello, la hermandad de la Soledad se plantea la necesidad de un nuevo palio para la Virgen acorde con la corriente imperante. Ello coincide con la venta por parte de la Hermandad de los Panaderos de Sevilla de su palio y su manto, obras de gran calidad realizadas por Rodríguez Ojeda.
Teniendo en cuenta estas circunstancias, la hermandad adquiere en 1929 el manto y palio en cuestión que es estrenado el siguiente Viernes Santo. Antes del estreno, los bordados que estaban realizados sobre terciopelo burdeos, son pasados a terciopelo negro y en los escudos de las bambalinas se colocan los emblemas de la Hermandad, estas tareas fueron realizadas por las Adoratrices de Sevilla.

En el ovalo del centro del palio se colocó el resplandor de plata con la representación del Espíritu Santo y varias estrellas, procedentes del palio anterior, esta conjunción de la orfebrería y los bordados le aportó entonces una gran personalidad al conjunto que sería susceptible de recuperarse. En la candeleria se eliminaron la medialuna y las escalerillas, también se incorporó una miniatura en la parte delantera, una Imagen de la Virgen del Pilar de metal plateado que se ha mantenido hasta el 2005. La estética del paso se hizo entonces más sevillana, al igual que la de la Virgen que aquel momento comenzó a vestirse con el clásico tocando de gasa recto tan característico de Ella.

Muchas partes del antiguo palio de plata sirvieron entonces para la Virgen del Consuelo, cuya hermandad conserva las guirnaldas y otras piezas del mismo, se desconoce el paradero de las antiguas letras de plata.
El paso de la Virgen siempre fue portado a hombros por maniguetas, siendo en 1956 cuando sale por primera vez portado por una cuadrilla de costaleros, en aquel momento se construye unas parihuelas que posibilitara la nueva forma de portarlo. Entonces la hermandad adquiere los antiguos respiraderos de la Virgen de las Angustias de los Gitanos, bellas y elegantes piezas de metal plateado que se utilizaron hasta el estreno de los respiraderos actuales.

Empieza con este cambio una reforma progresiva del paso que continua con la ejecución de unos nuevos varales. El Viernes Santo de 1960 se estrenó los cuatro varales maestros del nuevo juego que fue realizado por Jiménez. Progresivamente se fueron completando, también se estrenaría la nueva peana con el escudo de Cantillana en el frente y se producen otros cambios más efímeros como la incorporación de velas rizadas o la inclusión detrás del paso de un acompañamiento musical.

En 1975 la Hermandad plantea la restauración del conjunto de bordados del palio y el manto. Esta se lleva a cabo en los talleres de Carrasquilla, entonces se suprimieron las corbatas y la silueta curva de la parte superior, que es sustituida por una crestería de metal plateado que varios años después fue suprimida. En el techo se eliminó el cielo de estrellas por nuevas piezas bordadas y una ovalo pintado. En los años de 2001 y 2002, se procedió a la reforma de las bambalinas por las hermanas Rama de Brenes, en esta ocasión se ampliaron las mismas añadiéndose nuevos bordados y alterando el diseño con las que fueron concebidas. En el 2004 se estrenaron los faldones bordados por las hermanas Rama.

El paso de palio mantiene las proporciones habituales de un paso de palio sevillano, los respiraderos son de estilo neobarrocos presentando en el frente una capilla o hornacina con una Imagen de la Inmaculada Concepción, mientras que en el resto de los paños muestra doce medallones con los bustos de los doce apóstoles, fueron ejecutados en metal plateado por Villarreal. Los faldones en terciopelo negro bordados en oro con motivos vegetales y geométricos, siguen la línea decimonónica del interior del palio, en el paño frontal el emblema del corazón atravesado por la espada, fueron realizados por las hermanas Rama en el 2004, según diseño de José Naranjo Ferrari.

Los varales fueron ejecutados por José Jiménez en 1960 siendo de estilo neobarroco con capillas en sus basamentos. En ellas se representan los Santos  de los componentes de la Junta de Gobierno de la Hermandad en aquel entonces, así como el del párroco, San Juan, la Magdalena y San Sebastián, patrón de Cantillana. La peana de Nuestra Señora, con el escudo de Cantillana en el frente, fue realizada por Jiménez en la década de 1960, mientras que la candeleria, candelabros de cola y las jarras son de Manuel de los Ríos. En la delantera o entrecalles de la candeleria se situaba una Imagen de metal plateado de la Virgen del Pilar que se sustituyó en el 2005 por el ángel portador de la vara de mando que como Alcaldesa Mayor Perpetua ostenta la Virgen, este fue ejecutado en plata de ley por Villarreal.
El techo de palio está ejecutado en terciopelo negro bordado en oro por Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 1894, posteriormente Carrasquilla le añadió la guardilla que rodea la pieza y enriqueció el ovalo central donde se sitúa una pintura de la Coronación de la Virgen, copia del famoso lienzo de Velásquez, ejecutado por J. Antonio Ferrera sobre 1975.

Las bambalinas del palio en su interior mantiene el diseño original de Rodríguez Ojeda, en el exterior junto a los antiguos, hay nuevos bordados de las hermanas Rama, la frontal y la trasera son idénticas, con los escudos de Cantillana y de la hermandad en dos cartelas sobre las que se sitúa la corona real.

Del conjunto destaca el magnífico manto de la Virgen, realizado por Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 1898, considerado el primer manto del genial bordador, siendo el precedente directo del manto camaronero de la Esperanza Macarena. Ya en este manto se puede observar algunas innovaciones que se repiten luego en el manto macareno como son los lazos o la utilización de sedas de colores. El manto sufrió algunas modificaciones en 1975, pero en el 2004 tras una gran restauración realizada por las hermanas Rama bajo la supervisión del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, se le devolvió su aspecto original, tal como lo concibió Ojeda y que hoy conserva orgullosa la hermandad y el pueblo de Cantillana como la pieza de bordado más sobresaliente de su patrimonio, que sirve para cubrir cada Viernes Santo a la venerada Imagen de su Patrona.