De la cofradía de la Soledad forma parte las familias más influyentes de la sociedad cantillanera y fruto de la devoción que la Virgen despierta, se hace propietaria de tierras de labor y numerosas casas con cuyas rentas se mantiene, y en numerosas mandas testamentarias aparecen misas en sufragio de difuntos ante la Virgen de la Soledad.
A la Patrona de Cantillana -- ya en el siglo XVIII hay referencias que la nombran como tal--, recurren desde el siglo XVII los cantillaneros a pedir tu patrocinio en calamidades públicas como sequias y epidemias, bajándose para este fin la imagen de la Virgen hasta el pueblo en rogativas. Momento crucial de la historia de la Soledad es la edificio del gran templo en el que actualmente recibe culto y su bendición en 1794.
En el siglo XIX la Hermandad se agrega a la orden Servita y durante el siglo XX, la Virgen de la Soledad protagoniza misiones y procesiones extraordinarias concitando en ellas el fervor popular de todo el pueblo, la petición de la declaración oficial de Patrona en 1919, la intervención de los cazadores impidiendo la destrucción de la imagen y su Santuario en la guerra civil, y la imposición de la Medalla de oro de la Villa en 1996 son algunos de los acontecimientos más relevantes de esta centuria.
En la primera década del siglo XXI, la hermandad de la Soledad apuesta por la conservación y puesta en valor de su patrimonio, restaurándose el magnífico manto de Juan Manuel Rodríguez Ojeda que cada Viernes Santo luce la Patrona, en el año 2005 el Excmo. Ayuntamiento de Cantillana nombra a la Virgen de la Soledad, Alcaldesa Mayor Perpetua de la Villa, depositando el Sr. Alcalde el bastón de mando a sus pies.
