viernes, 3 de octubre de 2008

La devoción

La Virgen de la Soledad es el máximo exponente devocional de la totalidad de los cantillaneros, aunque cada uno tenga sus preferencias particulares, en la Virgen de la Soledad se concita el sentir unánime de toda la población. Su santuario es diariamente lugar de visita de infinidad de cantillaneros que acuden a las plantas de la Virgen para invocar sus favores, darle las gracias o simplemente hacerle una visita que forma parte de la rutina de muchos devotos.

La devoción a la Virgen de la Soledad se vive actualmente se una forma intensa pero discreta y silenciosa, y se manifiesta en multitud de hechos que de manera sencilla y espontanea dan muestra de ello: En las promesas, en las velas que arden a sus plantas, en los ramos de novias depositados a sus pies, en su imagen presente en azulejos, pinturas y fotografías, presidiendo comercios y edificios de carácter público, en las casas, en las estampas en las carteras, en los cirios de su candeleria que cada Viernes Santo le ofrecen sus hijos…

La Virgen de la Soledad es una seña de identidad de Cantillana, es el máximo exponente y símbolo de unión y unanimidad. En la Soledad convergen todos los cantillaneros, de diferentes condiciones, capas sociales o ideologías. A todos nos iguala bajo su manto y así todos nos sentimos a sus plantas, a todos nos hermana y nos une como Madre.