(…) Y delante de su ermita, su pueblo, que a sus plantas se conmueve cada vez que es bajada para cualquier culto, y no nos importa que el cielo se quede solo, mientras Ella pise la Tierra con nosotros. (…)
Quiero ser quien te dijera,
como humilde cantillanero,
que Cantillana está viva,
por la fe que en Ti tenemos.
Toda una vida contigo,
arrodillado este pueblo,
implorando vuestro auxilio,
rezando ante Ti su credo.
Generaciones de padres,
y de hijos te quisieron,
que vivieron por llenarte,
a tus plantas con sus rezos.
Que lloraron ante Tí,
bella Reina de los Cielos,
y nos dejaron de herencia,
la devoción que tenemos.
Yo te he visto en Soledad,
y he rezado en tu silencio,
y he visto cómo sonríes,
mientras que tu mano beso.
En ese día de octubre,
que bajas al presbiterio,
dejando tu camarín,
para pisar nuestro suelo.
Y tu rostro tan divino,
mi corazón dejó preso,
al tenerte tan cerquita,
creí que estaba en el cielo. (…)
(Del pregón de la Semana Santa de Cantillana de 2017, pronunciado por N. H. D. Jesús Carlos Calero García)
© Fotos: Francisco Guerrero Gallardo