Nuestro arzobispo, monseñor José Ángel Saiz,nos invita al término de la Pascua, a rezar por la falta de lluvia. El arzobispo nos llama a aplicarnos “con toda la fe de que seamos capaces, a pedir la lluvia, tan necesaria para los campos, para las personas, para la vida”.Según los últimos datos, los embalses andaluces están a menos del 30% de su capacidad. La sequía y las altas temperaturas con las que hemos recibido la primavera tendrán una incidencia inmediata, por ejemplo, en la cosecha de cereales o la producción de aceite de oliva. Y ya se habla de posibles cortes en el suministro de agua si no llueve de forma inminente. Estas noticias son indicativas de una realidad muy problemática que ha motivado llamadas de atención desde sectores de la Iglesia.
Por ello desde nuestra Hermandad, haciéndonos partícipes de la petición de nuestro arzobispo, rogamos a nuestros hermanos y devotos a rezar a nuestra Madre y Patrona, la Santísima Virgen de la Soledad, singular oráculo de todo el común de sus cordiales devotos; y pedirle a su Majestad Soberana, interponga su real clemencia con su Santísimo Hijo, el Cristo de la Agonía, a fin de que riegue nuestros campos con el rocío del cielo.
* Para que el Señor, que en tiempo oportuno abre su mano y sacia a todo viviente, nos conceda un tiempo favorable, lluvias bienhechoras y abundantes cosechas. Roguemos al Señor.
* Para que una lluvia abundante riegue nuestros campos, y podamos alegrarnos con los bienes presentes sin descuidar los eternos. Roguemos al Señor.
* Para que Dios nuestro Padre nos conceda una lluvia abundante y la prosperidad de las cosechas nos dé la alegría en el servicio de Dios. Roguemos al Señor.
* Para que Dios se digne conceder a nuestros campos la lluvia necesaria. Roguemos al Señor.
* Para que Dios nuestro Señor nos conceda lluvias abundantes. Roguemos al Señor.
* Para que el Señor nos conceda una lluvia abundante que riegue la faz sedienta de la tierra. Roguemos al Señor.
Oh, Dios, en quien vivimos, nos movemos y existimos; concédenos la lluvia oportuna, para que, ayudados suficientemente con los bienes presentes, apetezcamos confiadamente los eternos. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Santísimo Cristo de la Agonía, ten piedad de nosotros
María Santísima de la Soledad, rogad por nosotros.