Coincidiendo con la Solemnidad de todos los Santos y la conmemoración de los fieles difuntos, la Santísima Virgen de la Soledad ha sido ataviada para el próximo tiempo, luciendo el manto de las estrellas, que viene a mostrarnos la impronta que nuestra Patrona tenía en el siglo XVIII, pues como se desprende del archivo de la hermandad, la Virgen contaba en su ajuar con dos mantos de estas características. El manto tiene un antiguo galón de plata que circunda todo el perímetro y el centro se encuentra salpicado de estrellas de plata. Otra pieza emblemática de su ajuar es el cíngulo o estola de los atributos de la pasión, que luce en su cintura, importante pieza que aparece descrita en la misma fecha y que luce la Virgen en el grabado de principios del siglo XIX.
Sosteniendo la corona de espinas en sus manos, porta el sudario o toalla que era habitual en su iconografía en siglos pasados tal como aparece en diversas referencias documentales del archivo de la hermandad a lo largo del siglo XVIII, donde aparecen, por ejemplo, asientos de gastos por "el rizado de la toalla". Se trata de una toalla o sudario almidonado, plisado artesanalmente. En su pecho, un corazón de plata con siete puñales, alusivo a los siete dolores de la Virgen.
¡Virgen Santísima de la Soledad, rogad por ellos!
Fotos: José María Naranjo
