Tras la celebraciones de la Semana Santa, nuestra patrona ha
vuelto al camarín donde diariamente vela por el pueblo del que es abogada y
recibe las suplicas de sus hijos, en esta ocasión ataviada con el terno con
bordados de lame de comienzos del siglo XX realizado en Lisboa y a sus pies la
nueva luna de plata, obsequio de su cuadrilla de hermanos costaleros.