Cuando la Virgen se pone
el manto de Juan Manuel
viste de luto con él,
también nuestros corazones,
porque sangra, a borbotones,
el negro hachón de la cruz,
y se nos muere Jesús
al par que nacen las flores.
Tres clavos rasgan el cielo.
La muerte quiere triunfar
y con lanza atravesar
a la vida como un velo.
Destapa la cruz el duelo
y se desnuda la fe
al ver a Dios descender
sus cinco llagas mostrar
y a la Soledad pasar
con manto de Juan Manuel.
El dolor la descompone,
es tarde del viernes santo,
envuelve su negro manto
también nuestros corazones.
Suenan los roncos tambores
y la pena se hace palio,
sepulcro, escala y sudario
y en la mente se te graban,
un llanto de siete espadas
y el vacio del sagrario.
Otro sábado termina
la historia de esta pasión,
muere la flor del dolor
cuando las flores germinan,
la luz de la pascua encima,
arde en un hachón de fe.
Nuestra esperanza es saber
que el domingo Resucita
y la patrona se quita
el manto de Juan Manuel.
(Fragmento del pregón de la semana santa de Cantillana de 2004, pronunciado por D. Manuel Vega Pablo)