miércoles, 14 de marzo de 2018

Intervención en las imágenes de San Juan y Santa María Magdalena.

Ha representado una de las prioridades de los últimos años y por fin ha podido llevarse a cabo este 2017. En la senda marcada por la hermandad desde hace casi dos décadas, se incluía una apuesta clara por la recuperación del amplísimo patrimonio de esta corporación, como forma para encaminar la revitalización de un pasado glorioso adaptándose a las nuevas necesidades humanas y pastorales del presente. Muchos han sido los proyectos llevados a cabo por esta institución y otros tantos los que quedan por ejecutar, teniendo en cuenta la necesidad y urgencia en los casos graves de deterioro, se ha ido procediendo, año tras año, a restaurar las más importantes obras del legado artístico de Ntra. Sra. de  la Soledad. 

Las imágenes de San Juan y la Magdalena presentaban desde hace tiempo un deterioro progresivo, acelerado en los últimos años por la aparición de grietas y fisuras de extrema gravedad fruto de una combinación de factores muy diversos: presencia de clavos antiguos, perdida de adherencia de las colas, dilataciones o malas intervenciones pasadas, etc. La realidad era tajante; las imágenes no solo tienen uso devocional en sus respectivos retablos laterales de la Ermita de la Soledad, sino que participan como imágenes acompañantes en el altar del Septenario y en la procesión del Viernes Santo, pero su estado de conservación no garantizaba un uso adecuado, era necesaria una intervención profunda.

Antes de la Semana Santa de 2017 se elaboró el informe con el resumen de los daños estructurales y superficiales y con el análisis de los mismos, así como una propuesta de tratamiento que pasaba por el estudio radiográfico y la intervención final en el taller. El cabildo de hermanos decidió acometer la restauración fijada en un plazo de cuatro meses, que con motivo de su complejidad se ha dilatado bastante más. A continuación vamos a ir resumiendo las distintas fases del proceso con algunas imágenes de apoyo, aunque no veremos en este artículo el resultado final.

En el caso de la imagen de San Juan Evangelista nos encontramos ante una obra casi virgen, es decir, con poca o nula intervención desde su origen hasta nuestros días. Se trata de una imagen de candelero realizada en madera de pino español de 167 centímetros de altura, con brazos articulados y candelero inferior formado por seis listones de madera, dos de ellos se insertan en los pies, tallados hasta el tobillo. Es una obra fechable en la última década del siglo XVIII, adscrita claramente a la producción artística del genovés Juan Bautista Patronem y Quarín, quien parece que trabajó también en las mismas fechas realizado la imaginería del retablo mayor para la ermita de la Patrona.

Imágenes radiográficas, donde se aprecia el estado
de las distintas policromías y la gran
cantidad de clavos y elementos metálicos.
El estudio radiográfico demuestra que conserva su encarnadura original, solo con algunos repintes muy localizados y grandes depósitos de suciedad y oxidación de barnices. Presenta un problema de estabilidad muy grave, puesto que las colas animales utilizadas para el ensamblado de la madera habían perdido su adherencia y los clavos que la fijaban estaban provocando fisuras en los ensambles y manchas de oxidación. La intervención ha consistido, por tanto, en la extracción de todos los elementos metálicos, la retirada de la cola animal cristalizada y la sustitución de clavos por espigas de madera ensambladas con nuevos adherentes. La siguiente fase ha sido la limpieza, para ello se ha procedido a retirar la acumulación de suciedad junto a barnices oxidados que conformaban un velo marronaceo sobre al encarnadura original distorsionando su color, durante este proceso también se ha intervenido en el ojo izquierdo para recomponer la rotura que presentaba y devolverlo a su aspecto original. Por último se han realizado unos nuevos brazos articulados ya que los originales no aseguraban ya un uso más prolongado.

Por otra parte la imagen de Santa María Magdalena presentaba un estado de conservación mucho peor, agravado por varias intervenciones anteriores que se han ido descubriendo a lo largo de la restauración. Se trata de una pieza elaborada en madera de pino de 160 centímetros de altura, con candelero no original y brazos articulados de muy burda factura. Artísticamente se puede encasillar en la escuela sevillana de escultura de principios del siglo XVIII, los primeros datos documentales datan de 1717. Las imágenes de rayos x dieron a conocer unos graves problemas de estructura interna, ocasionados por otras intervenciones donde se habían introducido clavos de forja en el cuello y torso para fijar la cabeza a una nueva estructura pectoral.

El proceso de extracción de clavos ha sido alternado con la retirada de un repinte general realizado con pintura sintética de muy poca calidad que ocultaba en su totalidad una bellísima encarnadura al óleo, posiblemente de principios del siglo XIX. El buen estado de conservación de la misma ha aconsejado recuperarla si bien, las radiografías y posteriormente el estudio en algunas partes, ha dejado claro que cuenta con dos encarnaduras anteriores, una primera original, que se encuentra en muy mal estado y una intermedia, ambas solo en la zona de cara y cuello.

Para asegurar el correcto mantenimiento, perdurabilidad y uso de esta imagen ha sido necesario realizar un candelero completamente nuevo con torso y brazos articulados, en esta estructura, elaborada con el mismo tipo de madera que la obra original, se ha insertado los hombros y cabeza por medio de un sistema de ensambles de maderas que recomponen de nuevo el embón del torso, perdido en alguna intervención anterior.

Para terminar cabría destacar el cuidadoso proceso de reintegración de lagunas y faltas en los que se ha tenido en cuenta la originalidad de las obras, manteniendo una pátina original y su aspecto más auténtico, conservando el craquelado de la policromía y algunos otros detalles solo visibles en distancias cortas.

Antonio López Hernández.




Fotografías donde se aprecian las grietas y mal estado de la policromía inicial y distintas fases del proceso de limpieza de la policromía de ambas imágenes.