Hace años que en la hermandad de la Soledad venimos advirtiendo una vuelta
a sus orígenes con sucesivas restauraciones de un patrimonio material e
inmaterial que han ido devolviendo el verdadero sentido e identidad a la
cofradía que desde hace más de cuatro siglos se encarga de representar y
celebrar el entierro de Nuestro Señor Jesucristo cada Viernes Santo en
Cantillana. El caprichoso devenir del tiempo ha moldeando y definido la
cofradía que ha llegado a nuestros días y que en esencia no dista mucho de
aquella que conocieron nuestros antepasados; a pesar de cambios y modas, el
poso de la historia y la autenticidad siempre permanece en el trasfondo y hace
que todo vuelva a su cauce, el que nunca debió perder.
Desde el inicio de
nuestra cofradía, en el primer documento escrito que data del año 1583, ya
quedan establecidos los elementos claves y
definitorios, proyectando un cortejo procesional que
durante cuatro siglos se mantuvo casi inalterable, ya que aunque fue
evolucionando siempre mantuvo los siguiente elementos esenciales: la imagen del
Cristo Yacente articulado, el paso de la urna, el paso del Calvario y el paso
con la Virgen de la Soledad. Estos elementos se han mantenido vigentes durante
toda la historia de la hermandad, excepto en estos últimos 25 años, donde el
paso de la urna desapareció y otros elementos sufrieron algunas modificaciones.
En el año 1989,
el cabildo de hermanos acordó prescindir del paso de la urna, popularmente
conocido como “el sepulcro”, decisión mediante la cual la cofradía perdió la
estructura y esencia de Santo Entierro y pasó a ser un intento de traslado al
sepulcro, proyecto que conllevó un fuerte cambio iconográfico y estético. Desde
los inicios del citado cambio en el año 90, muchos hermanos y el pueblo de
Cantillana en general no asumieron esta modificación, prevaleciendo siempre en
el ánimo general el recuerdo y añoranza
del desaparecido paso del sepulcro; sobre todo cuando el proyecto programado
comenzó a sufrir numerosas modificaciones desde sus inicios. A los pocos años
de procesionar el paso de grandes proporciones con la nueva iconografía, se
paralizó el proyecto ante su inviabilidad y descontento general, volviendo a
recuperar la Santa Cruz o Calvario en el paso de misterio junto a las imágenes
de San Juan, la Magdalena y el Cristo Yacente; constituyéndose la “extraña”
escena que hemos contemplado en estos últimos tiempos.
Pasados 25 años,
esta junta de gobierno haciéndose eco del sentir general del pueblo y
numerosos hermanos, ha creído necesario corregir aquel proyecto fallido; nunca es tarde para
rectificar. A raíz de las últimas e importantes restauraciones de la imagen del
Cristo Yacente y su urna procesional o sepulcro, se hizo más evidente y
necesaria la reincorporación de este
elemento o de este paso al cortejo procesional del Viernes Santo.
Los últimos
acontecimientos han puesto de manifiesto el valor artístico, histórico y
sentimental de la urna del siglo XVIII de estilo rocalla, siendo un elemento
único y destacable dentro del patrimonio material de nuestra hermandad, del pueblo de Cantillana y
de la Semana Santa andaluza. Además en este original sepulcro es donde la
imagen de nuestro titular cristífero adquiere pleno sentido y relevancia.
Llegados
a este punto, la hermandad convocó un cabildo extraordinario de hermanos donde
planteó la reincorporación del paso del sepulcro, quedando el cortejo
constituido por tres pasos como tradicionalmente hemos conocido. Así pues, el
pasado 26 de mayo, en un concurrido cabildo extraordinario, los hermanos acordaron por unanimidad la
recuperación del paso del Santo Sepulcro en la procesión del Viernes Santo,
como fue habitual desde la fundación de nuestra Cofradía hasta 1990.
De esta forma, el próximo Viernes Santo, el Santísimo Cristo Yacente
volverá a salir en el magnífico Sepulcro del siglo XVIII, reestructurándose
el cortejo procesional y contando de nuevo nuestra Cofradía con tres
pasos: El Calvario, el Santo Sepulcro y el paso de Nuestra Señora de la
Soledad. Este
sería el orden y la estructura general de la cofradía en cuyos tramos se
distribuirán, nazarenos, representaciones y autoridades civiles y religiosas
para dotar de un cuerpo definido al cortejo y otorgar el carácter oficial y
solemne que requiere la procesión del Santo Entierro de Ntro. Sr. Jesucristo.
Al volver la
imagen del Santísimo Cristo Yacente a su ubicación original en el paso del
Sepulcro, el paso del Calvario vuelve a
recuperar su iconografía tradicional unificando las imágenes de San Juan, la
Magdalena y la Santa Cruz con el sudario y las escaleras. Para ello se ha
sometido a una remodelación el paso actual realizado el año 90 que ha
consistido en una reducción de dimensiones y restructuración de la canastilla,
obteniendo nuevos volúmenes y un remozado aspecto potenciado por la decoración
externa que alterna las cartelas y piezas doradas actuales con la policromía de
marmoleados.
El proyecto del
nuevo paso para la urna se irá ejecutando en diversas fases, de las cuales este
año hemos realizado las nuevas parihuelas metálicas y los faldones. Para el
diseño del proyecto definitivo del paso nos hemos ceñido al lenguaje artístico
que nos ofrece la urna tras la restauración, proyectando la realización de una
llamativa peana de rocallas con policromía de mármoles y piezas doradas. La
realización de estos elementos decorativos e iconográficos se irá ejecutando en
diversas fases durante los próximos años.