Ofrece una singular estampa, desprovista del habitual palio. Aparece ataviada con la saya blanca del patronazgo, con bordados en oro del siglo XIX y el simbólico manto de salida, de Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 1898. La Corona de la Coronación ciñe las sienes de nuestra Madre, con ella el amor de su pueblo que la ha enriquecido para la ocasión. Entre otras joyas, luce el broche que ayer le obsequió la Hermandad Sacramental con motivo de la coronación, así como otros regalos de las hermandades locales, hermanos y devotos.
La Virgen se encuentra sobre la majestuosa peana de finales del siglo XVIII con ángeles de Juan Bautista Patrone, en la que habitualmente se encuentra en su camarín. Escoltandola los cuatro candelabros de madera dorada del paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que han sido cedidos por su cofradía, además de otros candelabros, en la parte delantera se sitúa el cuerpo de luces del camarín. En los candeleros delanteros se dispone cera rizada evocando la estética de principios del siglo XX.
El exorno floral, con gran profusión, está compuesto de gladiolos, rosas y delphinium en color blanco, y espigas de trigo de tonalidad dorada, aludiendo a la Eucaristía, ha sido realizado por N.H. Antonio Payan Campos.
Ya solo quedan horas para que Jesús Sacramentado bendiga cada rincón de nuestro pueblo, este año acompañado de nuestra Patrona, ¡Que toda Cantillana salga a acompañar al Señor!
¡𝘈𝘭𝘢𝘣𝘢𝘥𝘰 𝘴𝘦𝘢 𝘑𝘦𝘴ú𝘴 𝘚𝘢𝘤𝘳𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘢𝘥𝘰!
¡𝘉𝘦𝘯𝘥𝘪𝘵𝘢 𝘴𝘦𝘢 𝘭𝘢 𝘔𝘢𝘥𝘳𝘦 𝘥𝘦 𝘋𝘪𝘰𝘴, 𝘕𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘢 𝘚𝘦ñ𝘰𝘳𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘚𝘰𝘭𝘦𝘥𝘢𝘥!