La Hermandad de la Soledad recupera el conjunto de exvotos que durante los últimos siglos lucían en las paredes del presbiterio o en las escaleras del camarín y fueron retirados durante la obra de 1970. Son ofrendas de muchos devotos que, según la tradición, regalaban un pequeño relieve bañado en plata de la persona, miembro del cuerpo o incluso animales, por el que habían pedido la intercesión milagrosa de la Santísima Virgen de la Soledad. Ya eran comunes durante el siglo XVIII puesto que se construyen dos expositores tallados en la misma fecha que el retablo (1793) como puede verse en una fotografía de principios del siglo XX.
Han sido restaurados y colocados en nuevos marcos de hojalata en las pilastras del altar mayor junto con las oraciones de muchos cantillaneros que en forma de mensaje enviaron durante el duro confinamiento. También se han realizado un conjunto de cuatro lámparas siguiendo el modelo de las que se ven en las fotografías y se perdieron durante la reforma de 1970, han sido regaladas por el grupo joven de la Hermandad.
